La
pintura en el Uruguay (Breve reseña desde 1830 hasta 1950)
Los
campos de la Banda Oriental, en los que hoy se inscribe el territorio
de la República Oriental del Uruguay, fueron desde los orígenes de
la colonia tierras de “ningún provecho”, sin metales preciosos
sin lugares de asiento para el poder político de la Corona,
solamente dedicadas a la reproducción libre del ganado vacuno y
caballar, a la faena y al comercio de carnes y cueros, a las
vaquerías del mar.
Montevideo, fundada hacia 1725,
comenzó a recibir a principios del siglo siguiente algunos viajeros
europeos dedicados a las ciencias naturales, a la investigación de
la geografía, de la flora y de la fauna, interesados además por el
estudio de las costumbre locales, al incrementarse las actividades
comerciales entre Europa y América.
Así
llegan los primeros dibujantes y pintores, muchos de ellos
provenientes de academias italianas, alemanas y francesas, a bordo de
navíos que participaban de campañas científicas y militares en la
región. Ellos son los primeros relatores gráficos de estas tierras,
pero su obra no constituye un aporte sustantivo a la creación de
bases para un arte nacional.
Sólo
parce posible hablar de una pintura uruguaya a partir del momento en
que esta técnica, de larga tradición en las escuelas europeas,
comienza a ser practicada por artistas uruguayos (un país que se
había declarado independiente en 1830) ante el compromiso de plasmar
imágenes que ayudarían a definir una idea colectiva de la historia
y de la familia nacional. Es por este motivo que suele considerarse a
Juan Manuel Blanes, nacido en Montevideo en 1830 y muerto en Italia
en 1901, el primer pintor uruguayo (o el “pintor de la patria”).
Sus
temas van desde el retrato de personas de su amistad y del ambiente
social y político, hasta la fijación de pequeñas escenas
costumbristas rurales y la interpretación de momentos decisivos n la
historia nacional y americana. Evoca al gaucho, episodios de la
independencia, la representación de figuras políticas y personajes
del patriciado oriental.
Entre
sus cuadros más conocidos están: el retrato de Carlota Ferreira, Un
episodio de la Fiebre Amarilla en Buenos Aires, El Juramento de los
Treinta y Tres Orientales, la Paraguaya, entre otros.
Hacia
fines de siglo, en Europa, surge una pintura cuya finalidad es la
captación de estados anímicos a través del paisaje al aire libre,
analizando la atmósfera de la luz natural, la dinámica del color y
por la geometría compositiva del cuadro.
Los
uruguayos que viajan a estudiar pintura a Europa hacia el 1900
reciben de modo indirecto estas primeras lecciones de pintura
moderna.
Juan
Manuel Blanes muere, precisamente, al iniciarse en el Uruguay este
movimiento de pintores coloristas.
Carlos
Federico Sáez, que comienza a pintar siendo casi un niño en 1890 y
muere en 1901, realiza una obra vigorosa que anuncia esa nueva etapa
de la pintura nacional, obra que pone de manifiesto el acto mismo de
pintar, el acto de exaltar la realidad interior del artista.
Entre
el año 1900 y 1920, se suceden en Uruguay instituciones que
promueven la formación, la producción y el intercambio de ideas
entre los artistas. En 1905 se funda la escuela del Círculo de
Bellas Artes y se aprueba la Ley de Becas en 1907. Surge una nueva
promoción de pintores formados en París, como por ejemplo Carlos
María Herrera y Pedro Blanes Viale como pintores uruguayos.
En
1920 surge la escuela “planista”, donde se destacará José Cúneo
y Guillermo Laborde, así como también Carmelo de Arzadun y Petrona
Viera, entre otros. Ellos usarán pintura de colores puros y
estridentes, extendidos en superficies planas y recortadas entre sí,
cuya combinación generaba las figuras y los efectos de luz, por ese
motivo se le llamó pintura “planista”.
Otros
como Rafael Barradas, estarán ajenos a dicha escuela.
En
1934 llega Pedro Figari para radicarse en su país, muere cuatro años
después. También llega Joaquín Torres García (nacido en 1874),
un uruguayo que había dejado Montevideo a los dieciséis años de
edad y regresaba después de una larga e intensa trayectoria como
artista vinculado estrechamente con los movimientos de vanguardia en
Europa.
En
1942 se crea el Taller Torres García, donde el pintor dictó clases
hasta su muerte, en 1949.
No hay comentarios:
Publicar un comentario